top of page

H. P. Lovecraft y el Horror Cósmico

“El miedo es una de las emociones más antiguas y poderosas de la humanidad, Y el miedo más antiguo y poderoso es el temor a lo desconocido”. H.P. Lovecraft


Hablar de H.P. Lovecraft es hablar de una de las más grandes influencias en el moderno mundo del horror, no solo en la literatura, sino en todas sus facetas y en la cultura popular en general; desde la música (Black Sabbath, Iron Maiden, Metallica), pasando por el cine (El Despertar del Diablo, En la Boca del Miedo, Prometeo), la televisión, los cómics, los videojuegos y los juegos de rol. Robert Bloch, Jorge Luis Borges, Ramsey Campbell, Stephen King, Thomas Ligotti, Neil Gaiman, John Carpenter y Guillermo del Toro son algunas de las luminarias que reconocen la influencia y genialidad del maestro de Providence.


Nacido el 20 de Agosto de 1890, en Providence, Estados Unidos, Howard Phillips Lovecraft crece en el seno de una familia acomodada cuyos orígenes se remontan a los colonos ingleses que llegaron al Nuevo Mundo a finales del siglo XVII. Su padre quedó recluido en un sanatorio mental, donde murió cuando Lovecraft contaba con apenas 8 años. De esta forma, Lovecraft quedó a cargo de su madre, que lo sobreprotegió de forma exagerada y le impedía relacionarse con los niños de su entorno alegando que estos pertenecían a una clase social inferior. Fue un niño precoz, que a los dos años recitaba poesía y leía a los tres. Debido a su condición enfermiza apenas cursó estudios formales, por lo que la mayor parte de su educación la recibió en casa, principalmente de los libros que leía asiduamente en la biblioteca de su querido abuelo Ward Phillips. La Odisea y Las Mil y una Noches lo convirtieron en amante de la cultura griega y oriental respectivamente, de forma que a la edad de 5 y 6 años se entretenía yendo al bosque para dar ofrendas a los dioses del panteón grecorromano y jugando a los árabes, haciéndose llamar “Abdul Al-Hazred” (que posteriormente se convertiría en el nombre del autor del Necronomicon).



Sus siguientes intereses fueron la Química y la Geografía, que lo llevaron a formar un laboratorio de química en su sótano y a estudiar todo lo concerniente a los territorios inexplorados y de maravillas desconocidas, especialmente el continente antártico. Pese a las restricciones de su madre, llega a relacionarse con algunos niños de su vecindario. Su fascinación por la literatura de detectives le lleva a formar la “Agencia de Detectives de Providence” con sus compañeros de juegos, a través de la cual se proponen resolver los misterios de la ciudad de Providence. Luego de cansarse de este pasatiempo se dedicó al estudio de todo lo relacionado con el siglo XVIII y, posteriormente, su interés en la astronomía le lleva a publicar su propio periódico, el “Rhode Island Journal of Astronomy”, para luego empezar a escribir artículos para la prensa local a los 16 años. Es en esta época cuando escribe sus primeros relatos serios de fantasía: La Bestia en la Cueva (1905) y El Alquimista (1908). En 1914 se une a la Asociación Unida de Prensa Amateur, lo cual da un gran impulso a su producción de literatura fantástica. En 1917 publica su primer relato: Dagón, dando inicio a su carrera literaria profesional y al desarrollo del Horror Cósmico Materialista, cuya influencia en el género del Terror llega hasta nuestros días. Hombre rodeado por un aura de leyenda, Howard Phillips Lovecraft muere de cáncer intestinal el 15 de Marzo de 1937 en su amada ciudad natal, Providence.



El Horror que Lovecraft utiliza en sus relatos se aleja de la fórmula gótica del castillo embrujado y los fantasmas que arrastran cadenas; en cambio, sitúa el origen de sus horrores en entidades venidas desde la inmensidad del tiempo y el espacio o en seres transdimensionales para los cuáles el hombre no es más que una mota de polvo. Sus obras se pueden dividir en tres etapas principales: la etapa “gótica”, influenciada por Edgar Allan Poe y a la que pertenecen relatos como El Alquimista o La Tumba; la etapa “onírica”, influenciada por Lord Dunsany, con relatos como Los Otros Dioses y La Búsqueda de Iranon; y, finalmente, la etapa de los Mitos de Cthulhu o “Lovecraftiana”, que comienza con La Ciudad sin Nombre (1921) y termina con El Morador de las Tinieblas (1935).


Los Mitos de Cthulhu (o Yogsothotería) están conformados por 13 relatos de Lovecraft y varios más de otros autores como Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, Ramsey Campbell o Brian Lumley, entre muchos otros. En ellos encontramos a seres de antigüedad inmemorial y poder inimaginable que desean recuperar el dominio sobre la Tierra que ostentaban hace miles o incluso millones de años. Seres como Cthulhu (una gigantesca entidad mezcla de dragón y pulpo con características antropomórficas), encerrado en la ciudad de R’lyeh, en el fondo del Océano Pacífico; Nyarlathotep, mensajero de los Dioses Exteriores y que puede tomar forma humana; Nodens, enemigo de Nyarlathotep y que aparece como un anciano barbado, montando un carro tirado por delfines y bestias mitológicas; Shub-Niggurath, la Cabra Negra de los Bosques, una especie de diosa alienígena de la fertilidad; Yog-Sothoth, un cúmulo de esferas brillantes con control sobre el tiempo y el espacio y que tiene la llave de entrada de los Dioses Exteriores a nuestro mundo; Azathoth, el Caos Nuclear en el vacío final del Universo, rodeado por una corte de horribles entidades que danzan a su alrededor… En fin, estos son solo algunos de los seres que se encuentran en el mundo Lovecraftiano y que acechan el planeta buscando recuperarlo. Además de estas entidades, también se encuentran los libros que permiten la invocación o contacto con estos seres; antiguos grimorios de saberes prohibidos que llevan a la locura a quienes se atreven a leerlos y ahondar en sus secretos. Libros como el Necronomicon (creación del propio Lovecraft), del árabe loco Abdul Al-Hazred; el Libro de Eibon (Clark Ashton Smith), del mago hiperbóreo Eibon; el Unaussprechlichen Kulten (Robert E. Howard), de Friederich Von Junzt; el De Vermis Mysteriis, de Ludwig Prinn y el Coulte de Ghoule, del Conde D’Erlette (ambos creación de Robert Bloch). Estos libros guardan arcanos ancestrales que son utilizados por los sirvientes de los Dioses Exteriores y Primigenios, y en casos extremos por quienes buscan oponerse a ellos atacando fuego con fuego.


Entrar en el Universo de Lovecraft es entrar a un mundo de imaginación inagotable y donde los protagonistas (si es que no se vuelven locos ante el horror que se les presenta) requieren un esfuerzo sobrehumano para evitar, al menos temporalmente, que la tierra sea arrasada por fuerzas que están más allá de la limitada comprensión humana. Un mundo donde convergen la lucha y la resignación, el horror y la belleza. Un mundo de atmósferas opresivas y hermosos paisajes. El terrible y fantástico mundo de Howard Phillips Lovecraft.


-Philip Ashton Brown

3 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page