Antes de convertirme en este monstruo, cuyo combustible son las Coors lights y los cigarros Marlboro, solía ser, como todos, un pequeño con cierto grado de inocencia, y en una magnitud similar al gran favor que me hicieron mis buenos amigos D’artagnan, Athos, Porthos y Aramis; Archie, Jughead, Reggie, Veronica, Betty, Midge, Moose y Dilton me mostraron en gran parte, como cultivar y mantener una amistad.
Con mucho cariño, recuerdo haber leído las aventuras de estos eternos adolescentes en el pequeño pueblo de Riverdale, donde sus peripecias se mantenían (al menos durante mi infancia) en el espectro mas inocente y familiar posible. Eso cambio en futuras impresiones, y conforme el pensamiento colectivo de la sociedad fue cambiando, Archie también fue mutando en algo que podría considerarse apropiado para los lectores de la serie.
En el 2013, se comenzó a imprimir Afterlife with Archie, un cómic de horror, con un trasfondo de zombis, con una gran cantidad de guiños a los maestros del genero. Esta serie, tiene varios honores entre las publicaciones de Archie, primeramente, es el primero que se vende directamente en tiendas de cómics, y no en puestos de periódicos, como el resto de sus predecesores. Así mismo, es el primer cómic de Archie oficial, que no esta catalogado para toda la familia.
La historia empieza, cuando Jughead Jones (Torombolo, para el mercado mexicano) llega a casa de Sabrina Spellman, la afamada bruja adolescente. Jughead tiene en sus brazos a su perro, Hot-dog, el cual esta severamente lastimado. Las tías de Sabrina, comienzan a usar su magia para ayudarle, pero es en vano. El perro esta muerto. Jughead pide que lo traigan de vuelta, pero Hilda y Zelda Spellman se oponen, indicando que la necromancia es la mas peligrosa de las magias, y que esta prohibido su uso.
Cuando por fin, Jughead se retira, Sabrina solicita a su gato parlante, Salem, que entretenga a sus tías mientras ella va por lo que necesita para revivir al can: Un libro conocido como el Necronomicon. Sabrina se apresura a llegar a casa de Jughead, y le indica que cargue a su perro y lo lleve a un lugar, donde lo va a enterrar.
A partir de ahí, todo se va derrumbando en una historia típica de zombis, con ciertos elementos adicionales. La magia de esta serie, es ver a los personajes que estamos acostumbrados a lidiar con peripecias del estilo de tener dos citas al mismo tiempo, o haber perdido el apetito, enfrentarse directamente al horror sobrenatural que solo veían en la televisión.
Me complació mucho ver como se integro la premisa de Pet Semetary a la historia (“Each buries his own”, y “Sometimes dead is better” son un ejemplo de los guiños que nos otorga el autor que me hicieron esbozar una sonrisa), y aunque la inclusión del Necronomicon me pareció de lo mas trillado, el destino de Sabrina se relata en un número de la serie, el cual recupera con creces lo innecesario de la mención del libro ficticio del árabe loco.
El cómic es escrito por Roberto Aguirre-Sacasa y dibujado por Francesco Francavilla. El autor nos relata en muy poco tiempo y de manera muy efectiva como es que este universo se relaciona con el universo original de Archie y nos muestra explicaciones de por que Riverdale es un lugar seguro. Hace un gran trabajo adaptando la historia de todos los personajes a un mundo sin esperanza, y aun así, logra mantener la linea de todos ellos, reflejando su esencia original.
Francesco Francavilla, por otro lado, falla en transportarnos directamente a la imagen mental que tenemos de Archie y sus amigos, sin embargo su visión es mucho mas adecuada para esta versión. Si bien pudo haber copiado el estilo de dibujo original y mezclarlo con un estilo característico del estilo del cómic de horror, de entrada nos sumerge completamente en este nuevo mundo y al cabo de poco tiempo, uno se acostumbra a la nueva imagen de los muchachos.
En general, la trama es una historia de un holocausto zombie. Pero nos lleva por un camino que se antoja muy superior al de otros vehículos del genero, como The Walking Dead. Tenemos al héroe, su triangulo amoroso (no sería Archie sin este recurso), la redención, la caída de un grande, el paralelo con una guerra humana y algo que me llamó mucho la atención: El lector sabe perfectamente la causa del holocausto, pero los personajes no.
No duden en leerlo. Se que suena un poco ridículo recomendar una serie de Archie como una novela gráfica de horror (de hecho, no culpo para nada a los que dejaron de leer esta reseña en cuanto vieron el nombre de Archie), pero en verdad, lo es.
Y es de lo mejor que el genero nos ha dado últimamente.
Por: Javo Monzón
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