La tercera novela publicada por el ahora celebre Stephen King, se volvió con el paso del tiempo un clásico contemporáneo, lo ayudo a quitarse la etiqueta de “autor promesa” para llevarlo a contender muy temprano en su carrera por el honroso título de “Maestro” del horror. No solamente eso, pero al igual que Carrie y Salem’s Lot, tuvo una adaptación a la pantalla, a menos de 5 años de haber sido lanzada, y dirigida ni más ni menos que por el aclamado Stanley Kubrick.
Nada mal para un tercer intento.
The Shining nos cuenta la historia de Jack, Wendy y Danny Torrance. Un núcleo familiar de padre, madre e hijo. Jack es un escritor que tiene severos problemas con el alcoholismo y su temperamento (se nos indica que gracias a esto, Jack perdió su empleo de maestro de literatura y aparentemente, rompió el brazo de su pequeño hijo), Wendy es una abnegada madre y ama de casa y Danny es, como lo he mencionado en anteriores ocasiones, un niño sospechosamente bien portado. Jack recibe una oferta de trabajo para cuidar el Hotel Overlook durante la temporada de invierno, en la cual el hotel cierra sus puertas y sus empleados reciben tiempo libre. El trabajo de Jack consiste principalmente en estar ahí y ocuparse de un par de responsabilidades. Jack acepta el trabajo y se lleva a su familia y su máquina de escribir, para aprovechar el tiempo y dedicarse a terminar su novela.
Wendy, por su parte, tiene otro tipo de problemas, más por el lado de sentirse inadecuada frente a su familia, y se encuentra sumida en una profunda soledad, situada en la antesala de una tremenda depresión, de la cual lo único que la mantiene cuerda, es el amor que tiene por el pequeño Danny.
Por otro lado, el pequeño Danny Torrance guarda un secreto. Danny platica constantemente con “Tony”. Para sus padres, Tony es un amigo imaginario, para Danny, es mucho más que eso, quizá algo siniestro. Danny descubre a través del viejo Dick Halloran (un chef en el Overlook) que tiene acceso a un poder extrasensorial que la abuela de Halloran llamaba el resplandor. Dick lo sabe, porque Dick también lo tiene, y ambos sostienen una conversación con su mente.
Entre el aislamiento, el deseo de beber alcohol de Jack, la siniestra historia del Overlook y el resplandor de Danny, las cosas se ponen difíciles.
Si en Salem’s Lot,Stephen nos dejó ver su amor por el pequeño pueblo americano, en esta ocasión nos da acceso a sus demonios personales más agresivos (un recurso que poco a poco se volvió en uno de sus sellos mas característicos). La adicción al alcohol y las drogas de Stephen King, se merecen su propia novela. Es bien sabido que Stephen no recuerda muchas de las cosas que hizo durante este periodo de su vida, incluyendo el proceso creativo de Cujo. Stephen conoce la cara más horrenda de las adicciones y en el Resplandor nos dejó entrar a ver como lucia desde su punto de vista. Es inevitable pensar que el autor no hizo más que relatar sus propias experiencia, su propio pasado, y el temor que le causo estar bajo la influencia de un demonio más real que cualquiera que nos pueda mostrar un libro, y dejar a dicho monstruo, con su propia familia.
Es claro también que nos muestra, en retrospectiva, su miedo al fracaso. Stephen nunca dudo de que su futuro estaba en el arte de escribir, pero si hay algo que asusta más que el fracaso, es el éxito. Fue cuando estaba publicando The Shining cuando las editoras comenzaron a darse cuenta de que Stephen podía escribir, y podía escribir de una manera veloz. King tendría que lidiar con eso en el futuro, pero de momento, lo revirtió para crear el bloqueo mental de Jack Torrance. Así mismo, Stephen nunca ha dudado de tener creatividad, pero si ha cuestionado en repetidas veces la calidad de la misma (debido, principalmente a sus influencias por parte del séptimo arte), pero para bien o para mal, suele terminar sus obras o avanzarlas lo suficiente para que al menos puedan ser una historia corta o sirvan para dar trasfondo a otra novela. Jack Torrance era una de esas personas que Steve teme convertirse: una persona que pretende escribir, pero que no lo hace.
Stephen no solo tuvo desacuerdos con Kubrick respecto a la adaptación cinematográfica. Abiertamente dice que la detesta, y no ha parado de decir lo poco que le gusta desde que no está contractualmente obligado a respetarla. Esto no significa que la adaptación sea mala, solo que King no reconoció a los Torrance en la pantalla. Y siendo una obra tan personal para él, es solo natural que no esté contento con el poco respeto que le mostró al desarrollo de los personajes (que es, casualmente, lo que Stephen sabe hacer mejor). Años después (1997), se realizó una versión de serie de tv, que es considerablemente más apegada a la novela pero carece de calidad cinematográfica (aunque Steven Webber hizo un buen papel interpretando a Jack Torrance). Con todo y sus carencias, algunos de los fans de la novela la prefieren sobre la obra de Kubrick, ya sea por convicción o por influencia del mismo autor.
Stephen King tuvo una época dorada (mas dorada aún, si es eso posible…) en el principio de su carrera, de 1974 a 1980. The Shining es parte fundamental de esta época, un clásico desde el día en que se publicó y un regalo envuelto en una advertencia, pues en esta novela, el horror esta tan cerca como la alacena donde guardas los licores.
Por: Javo Monzon
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