Eddie levanto su cerveza Coors light e hizo un brindis sonoro con la copa del joven Cuthbert.
“Roland tenía razón, eres un buen tipo, ¡jamás olvidarías el rostro de tu padre!” Acto seguido, Eddie le dio un golpe juguetón al hijo de Robert Allgood en el hombro. Cuthbert solo sonrió, y le dijo “Cierto, cierto, Roland puede no ser muy brillante, pero es muy observador”.
Susannah estaba sentada en su silla de ruedas, e hizo una mueca, que era la representación facial de la frase “los chicos siempre serán chicos”. A su lado, Dan Torrance hablaba con el joven Alain Johns y el pequeño Jake Chambers “Escuchen, chicos, se que es muy mal consejo” e hizo una pausa, para bajar la voz e indicarles que se acerquen. Los chicos se acercaron para escuchar mejor, y Dan prosiguió: “Cuando el resplan… Perdón, el toque, se ponga insoportable, un poco de whiskey ayuda”. Dan le sirvió un trago a cada uno. Alain lo contempló un poco antes de beberlo, e hizo una pequeña mueca, pero no lo suficientemente grande para ocasionar que Dan se burlara de el. Jake volteo a ver a Susannah, y le mostró el vaso que Dan le había dado. Susannah repitió su mueca e hizo el movimiento circular con el dedo indice que Roland les había mostrado para indicarles que continuaran, dándole su aprobación. Jake por poco vomita, y Dan lo despeino un poco, lo que provoco que el niño se excusara y se fuera a jugar con la hija mayor de Louis Creed.
Dan metió su mano a su bolsillo y saco una cajetilla vacía de cigarros, la cual de inmediato destruyó haciendo un puño y la tiro al suelo. Eddie lo miro, y se acerco a el con una cajetilla nueva de Marlboro rojos, la cual iba abriendo en el camino. Mientras sacaba dos cigarrillos, le dijo “En Nueva York, mi querido Dan, no dejamos que los amigos se suiciden solos”. Dan tomo el cigarrillo y lo puso en su boca. Hizo la señal universal de “dame lumbre” pero Eddie no podía encontrarla. Dan sintió un pequeño golpe en su cintura, y al mirar hacía abajo, encontró una pequeña niña, rubia. La niña miró fijamente el cigarrillo y de pronto encendió. Eddie le dio una palmada en la cabeza mientras le pedía el cigarro a Dan para encender el suyo, y dijo “Gracias, Charlie”.
El padre Callahan bebía y escuchaba atentamente a Jud Crandall, mientras este le decía “Se lo juro, padre, ese viejo cementerio Micmac encierra muchos secretos, si usted gusta, terminando la fiesta, podemos ir a Ludlow a que lo vea con sus propios ojos. Podría quedarse en mi casa, si gusta”.
El padre le dio un trago a su cerveza y dijo “no suena mal, ¿tu que opinas, Jacobs?”. Charlie Jacobs terminó de darle un sorbo a su cerveza y se la paso de un rápido trago y contestó “Jud, usted pone la hospitalidad” hizo una pausa y abrazo a Jud, y prosiguió “Padre Callahan, usted pone la fe, por que a mi ya se me acabo” hizo otra pausa y abrazo al Padre Callahan que no pudo evitar sonreír un poco, por el comentario, y Jacobs finalizó “y yo, caballeros, pongo la cerveza”. Los tres rieron de manera fuerte y segura, como solo los que tienen la muerte a dos pasos saben hacerlo.
Brady Hartsfield parecía hablar solo, pero al día siguiente, Carrie White aclaró que hablaba con su madre, Margaret White. Michael Anderson juró que hablaba con su hijo Ralphie, aunque Paul Sheldon dijo que se trataba de Annie Wilkes. Solo Bill Denbrough supo que se trataba de un payaso danzante.
Dick Halloran hablaba y bebía con Charlie Decker, mientras trataba de aconsejarle como manejar su ira, ante la mirada de Wilfred James. Dick tenía la esperanza de que Wilfred no se aburriera de la platica, pues tenia la intención de enseñarle unos trucos sobre como lidiar con sus “problemas”. En el centro, un perro San Bernardo miraba hacía arriba. La espuma en su boca apenas era visible.
Cuatro hombres bajos en abrigos amarillos irrumpieron en la fiesta. Todos enmudecieron, mientras estos hombres recorrían el patio de la casa de King, y los asistentes les examinaban detenidamente. Los 4 hombres llegaron a la pequeña terraza que estaba a oscuras, donde la luz de pronto se encendió para revelar una batería, varios instrumentos, amplificadores y un micrófono al frente. Los hombres bajos se quitaron sus abrigos amarillos para revelar a los Ramones, acompañados del hombre que encendió la luz. Stephen King tomo una guitarra y acompaño a la banda a tocar “Have you ever seen the rain”, lo cual ocasiono que los asistentes (especialmente Eddie Dean) corrieran hacia el frente de la terraza.
Randall Flagg estaba muy ocupado coqueteando con Carrie White para tratar de destruir una torre, o de ocasionar un holocausto nuclear en un mundo ya diezmado por una súper gripe. George Stark estaba muy ocupado comparando notas con Mort Rainey para pelear por su existencia como seudónimo. André Linoge estaba concentrado en su bebida y viendo el comportamiento humano. Esta noche solo era una celebración.
Esta noche, todos estaban contentos de tener al Rey de Maine un día mas, antes de encontrarlo en el claro, al final del sendero.
Por: Javo Monzón.
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