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The Hills Run Red

La Cripta del Sabueso, presenta: ¡Babyface!, de "The Hills Run Red".


Los cimientos mismos del Cine de Horror están construidos enteramente sobre sus villanos. Desde “Nosferatu” o “El fantasma de la ópera”, y desde luego, el legendario ciclo de películas de la Universal, que nos legó presencias inolvidables como Drácula o Frankenstein, hasta íconos modernos como el Babadook o Black Phillip, pasando por las reinterpretaciones de la Hammer de los clásicos de la primera horneada y personajes imprescindibles como Norman Bates o el Tiburón de “Jaws”, las múltiples encarnaciones que el mal ha adoptado en pantalla, han sido el motor que ha mantenido en marcha la fascinación en cientos de miles de humanos en el género.


Sin embargo, entre toda la caterva de seres despreciables (siempre amados) que nos ha dado el cine, han existido algunos casos, no pocos desafortunadamente, donde por diversas circunstancias, el Villano en cuestión, no ha recibido el reconocimiento masivo que debería haber merecido, perdiéndose en las sombras más oscuras de la terrible cripta del olvido, ahí, donde las ratas moran más allá de las paredes.

En medio de nuestra locura y morbosidad, hartos ya de este injusto olvido, hurgaremos en las más abyectas simas de la depravación, buscando el rastro de esas entidades demoníacas, que deambulan perdidas entre la espantosa fetidez de mil tumbas profanadas.


Bienvenidos sean pues a “La Cripta del Sabueso”: traspongan estos decrépitos portales, sólo si tienen el valor suficiente para resistir los horrores que habremos de develarles. ¡El precio será terrible, pues es su alma misma la que esta en juego! Vengan entonces, la mesa esta servida…


Este aciago día, convocamos la terrible presencia de ¡BABYFACE!, cuyas sales esenciales fueron extraídas directamente de “The hills run red”, cinta estadounidense del 2009, dirigida por Dave Parker.



La fascinación por el glorioso cine Slasher que reinó rampante en la década de los ochentas del siglo pasado, no se ha extinguido aún. De cuando en cuando, y tal y como sucede con la mayoría de los inolvidables maníacos que el estilo nos legó, justo cuando creemos que al fin el Slasher ha muerto, ¡Zlazh!, llega una nueva película que nos demuestra que el estilo sigue vivito y coleando. Desde luego, no todo el Slasher moderno puede igualarse en términos de calidad al que se hizo en los 80’s. Y desde luego, no podemos animarnos si quiera a decir que estos tenían demasiada calidad, pero eso es algo que se da por sentado entre los fanáticos del estilo, y no es precisamente una causa de mucha molestia. El caso, como sea, es que no todos los Slashers fueron buenos, ni los nuevos lo son. Sólo en muy contadas ocasiones sale una película que no sólo logra evocar la atmosfera de las cintas de los ochentas, sino que además, se las arregla para lograr un nivel de calidad aceptable y encima de todo, se las ingenia para presentarnos un nuevo maniaco, capaz de hacernos recordar la impresión que en su momento nos causaron Jason, Michael o Freddy la primera vez que los conocimos.


“The hills run red” logra precisamente todo lo anterior. En un momento en el que para nada estaba de moda el estilo, se las arregló para ofrecernos una historia enmarcada perfectamente en los cánones del Slasher: adolescentes irresponsables, muchachas escasas de ropas, cabañas perdidas en medio del bosque, una terrible leyenda que en cualquier momento puede cobrar vida, y sobre todo, ¡sangre!, ¡sangre a raudales! Además de la imponente presencia de Babyface, ¡un impresionante maníaco al más puro estilo de los clásicos! Esto es lo que nos ofrece la película, estrenada en el 2009 y que pasó casi desapercibida en su momento.


El argumento trata acerca de un joven cineasta, Tyler, empeñado en encontrar una película llamada precisamente “The hills run red”, misma que es legendaria porque se supone que es la película más sangrienta jamás filmada, y porque todos los que intervinieron en ella han desaparecido, por lo que su existencia está sustentada prácticamente sólo en rumores. Para esto, Tyler logra dar con la pista de Alexa, hija del Wilson Wyler Concannon, legendario director de la cinta, que no ha sido visto en público desde su supuesto estreno. Tyler, en compañía de su fiel novia, Lalo y la misma Alexa, emprenden un viaje hasta la casa del director, perdida en medio del bosque, donde supuestamente podrán entrevistarlo y donde se conserva la única copia que existe de la película. Después de múltiples peripecias, la pandilla es atacada por unos palurdos locales, sólo para descubrir, con horror, que Babyface, el asesino de la película, es en apariencia, mucho más real de lo que creían. Entonces, de alguna forma logran dar con el director, y conocer todo lo que querían saber acerca de “The hills run red”, para su mala fortuna…


Como podrán ver, no se trata precisamente de la historia más original del mundo. Pero es muy clara la intención de la película y se trata de un verdadero canto de amor a un estilo muchas veces vilipendiado, pero que de algún modo, mantuvo al cine de horror en los reflectores en los ochentas, pero manteniendo una visión actual, logrando un nivel de calidad no visto en general en otros intentos similares. Como sea, el punto más destacable de la cinta, es la presencia misma de Babyface, un maniaco que rinde homenaje a todos los grandes, y que resulta una presencia bastante intimidadora. Tal vez sus motivaciones y nivel de maldad en general, no logren estar al nivel de lo que Jason, Michael o Freddy nos tenían acostumbrados, pero logra ser impactante a su modo. No se trata de ningún ente sobrenatural, no tiene súper-poderes ni nada, se trata de un personaje cuyas circunstancias de vida lo condujeron a un punto en el que la violencia fílmica es lo único que le puede dar sentido a su existencia, y actúa como tal. Eso sí, tiene una presencia impresionante, digna de un Kane Hodder en sus mejores momentos. Además, el diseño de su personaje es francamente espectacular, poniendo en la mesa una máscara digna de causar las más atroces pesadillas, además de presentar una de las formas más eficaces para portar la máscara sobre el rostro, misma que debería de ser el estándar para todo maníaco que se precie de serlo. Su nivel de mortandad es muy efectivo, además de su impresionante presencia, es capaz de manejar una gran variedad de armas: mientras la cámara siga filmando, sin duda Babyface seguirá matando, por lo que, a pesar de sus limitaciones humanas, puede ser un gran contendiente en el panteón de los matones más célebres.


La película, como típicamente sucedía con cualquier Slasher que se preciara de serlo, estaba en apariencia concebida para tener al menos una segunda parte. Trístemente, es algo que no se dio, aunque el director ha seguido filmando horror, dirigiendo uno de los segmentos de “Tales of Halloween”, del 2015, así como “It watches”, del 2016. Quiero pensar que la película no logró el éxito necesario como para engendrar secuelas. Probablemente sea mejor así. De cualquier modo, fácilmente puede ser considerada como uno de los mejores ejemplos de que, aunque parezca imposible, los temas del Slasher no fueron agotados por completo en los ochentas.


Si están en busca de un poco de gore acompañado de una historia bien dirigida y filmada, con montones de referencias a los clásicos del Slasher ochentero, “The hills run red” es la película que están buscando. ¡Véanla, antes de que sea demasiado tarde!


-El Can Cerbecero

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