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Agua bendita y padre nuestro de sangre: Running Amok

Actualizado: 16 may 2022

La Edad Media, con el predominio religioso dicotómico entre el bien y el mal, trajo consigo no sólo el sometimiento de los lombardos, sajones, y el alcance de los normandos a Francia, también la llegada de los sarracenos y húngaros. Es entonces cuando Satán, serpiente, sapo, o demonio con los pies ahorquillados y cuerpo velludo, hace su aparición. Las concepciones teológicas de los descendientes de los celtas y bárbaros, superficialmente transformadas por el cristianismo, transigen repartirse el universo entre el diablo y los santos.


La enfermedad mental corresponde al demonio y a la fe, y su curación era privilegio exclusivo de los sacerdotes, mientras la ciencia emigraba hacia los musulmanes; Europa era juzgada mediante el tratado de la “locura”. Malleus Maleficorum, mencionado en algunos relatos de H.P. Lovecraft y su séquito de amigos escritores.


Fue la época en la que abundaron los pozos y las fuentes cuyas virtudes misteriosas devolvían la razón a los que la habían perdido. En Cournouailles, existía la costumbre de bautizar a los “locos” - cada año 200 personas eran conducidas hasta la fuente sagrada cuyas aguas suprimían los sueños agitados y restauraban los espíritus que divagaban. Los santos que curaban la locura gozaron de un maravilloso poder: San Caprais, San Gordón, San Colombán, San Avertín (curaba las caídas), San Leonardo (la epilepsia).


Entre los secretos de una farmacopea variada de la Iglesia se tenía la raíz de peonía, la Artemisa, que tenía fama de suprimir la enfermedad demoníaca. El beleño y la mandrágora. Algunas pizcas de mandrágora en tres tragos de agua caliente, flores de hierba de doncella, el trébol trenzado con hilo rojo y llevado alrededor del cuello durante la última fase de la luna, al principio de abril o de octubre, protegían también de Satán.


I'm magical


Al final de la Edad Media, los delirios colectivos se propagaron como un incendio en el bosque. La “locura” era el espejo de la época y reflejaba las creencias, las ideas, los prejuicios. Lo que anteriormente era considerada como una “enfermedad”, ahora la era considerada una “posesión demoniaca”, obteniendo las confesiones bajo tortura. Un ejemplo de ello es Artois, Arrás, el cual comenzó cuando un ermitaño fue quemado en Langres en 1459, no sin acusar bajo tortura a una Denisete y Jean Tannoye, que denunció a otras cuatro mujeres; viéndose afectados un total de 32 personas, y que a su vez inspiró el Tractatus contra secta Valdensium. En la alta Alemania desde 1484 a 1459 fueron condenados a la hoguera 100 jóvenes acusados de asesinato y antropofagia.


Muchas mujeres fueron recluidas por sus padres en los conventos para que tomaran los hábitos. Muchas de ellas no tenían ninguna vocación y fueron obligadas a llevar una vida de enclaustramiento y represión. Las familias gustaban de tener a algunos de sus miembros dentro de las instituciones eclesiásticas para que intercedieran por ellos ante Dios. No es de extrañar que estos grupos de mujeres fueran caldo de cultivo para casos de Folie á plusieurs e imposée.


En el año 1491 las religiosas de Cambrai fueron poseídas por el diablo y una de ellas, Jeanne Pothiere fue encerrada en prisión. Al parecer no existió un estresor aparente, y una a una las monjas presentaban alteraciones como trepar árboles, colgarse de las ramas, aullar como animales, predecir el futuro. Se intentaron exorcizar, sin resultado por lo que el Papa Alejandro VI, hizo una intervención sin éxito. Satán, hablando a través de la boca de una de ellas, declaró que fue Jeanne quien lo admitió en el convento. Al tener sexo con ella desde los 9 años de edad, en 434 ocasiones.



Y ¿cuál es nuestra posición actual ante la “locura”?

La masa sigue moviéndose a la par de las redes sociales...


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