Escribí esta reseña y leí esta obra escuchando a Avatar. En lo que a mi concierne (y realmente, es lo único que importa), es la banda sonora de la obra.
El horror tiene varias definiciones, y realmente ninguna esta equivocada. Lo mas acertado es que el horror, al igual que la belleza, se encuentra en el ojo del espectador. Pero existen varios horrores, que simplemente todos conocemos.
Estar en una prisión, es uno de ellos. Estar preso, realizando trabajos forzados, por lo general también. Dudo que alguien disfrute pasar hambre. Y ciertamente, el canibalismo esta por ahí mismo.
Road of Bones, de Rich Douek, contiene todos estos elementos, y muchos más. Es un festival de horror sin una pequeña pizca de esperanza.
En el principio, somos transportados a un Gulag, donde el preso Roman Ivanovich Morozov se encuentra condenado a 20 años de trabajos forzados por burlarse de Stalin en un evento político. Es muy evidente desde que comienza la historia de que nadie tiene mucha esperanza de salir vivo de ese lugar, la comida escasea, el trabajo es imposible de realizarse y cualquier ofensa agrega décadas a la condena de los presos. Roman es interrogado por los guardias, por dejar comida escondida por la prisión. Los guardias le preguntan que si esta dejando comida para algún preso, a lo que el dice que no. Esta dejando comida para un Domovik (la deidad del hogar, que cuida de la vida de toda la familia que vive en la casa).
A Roman, le doblan su turno fuera de las cocinas, y le suben 10 años a su condena de 20 años, por lo que, al recibir una invitación para escapar, acepta.
Los presos Grigori y Sergei se llevan a Roman y su plan de escape consiste en cruzar las montañas y llegar a Magadan, haciendo escala en una choza de cazadores que un preso vio alguna vez en un fallido intento de escape. Los guardias los ven, pero deciden no perseguirlos, ya que, si no mueren en el intento, serán atrapados al llegar a cualquier poblado, y serán llevados de vuelta.
Aquí, la pesadilla de estar encerrado bajo uno de los regímenes mas violentos en la historia, se vuelve peor, pues el Domovik sigue a Roman en su intento de escape.
Es muy importante mencionar que el Domovik no representa un personaje tal cual, no queda claro si el mismo existe, y el autor dice que así es como debe ser, ya que el no escribió Road of Bones para contestar si los monstruos que acechan el mundo nacen en algún otro lado, o en nuestros propios oscuros corazones. Lo escribió precisamente para hacer esa pregunta.
El arte y los colores de Alex Cormack son un poco difíciles de entender, es muy claro que su intención no es que sepamos diferenciar un personaje de otro, sino que veamos que todos en realidad son uno mismo. Un solo personaje, un solo número en la lista de una prisión que no puede ser diferenciado por sus captores, que no tiene oportunidad alguna de sobrevivir.
Road of Bones es una excelente historia, pero, definitivamente no es para leerse cuando andas de un humor triste. O quizá sí.
No importa que te este pasando, no viviste en un Gulag en la Unión Soviética.
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